- Para un escritor independiente y también para los que publican por editorial, el uso de Twitter se ha convertido en una herramienta indispensable. Pero no todos los que la utilizan lo hacen de manera eficiente, en algunos casos los resultados pueden ser notorios haciendo pequeños cambios al frecuentarlo.
- 1. Si eres nuevo en Twitter empezarás
a tener seguidores desde CERO. Tus
conocidos serán los primeros en acudir a tu llamado, pero es probable que no
llegues a 100 o menos.
- 2. ¿Por qué son importantes los “seguidores”?
Porque cada uno de ellos tienen a su vez otros seguidores, quienes sumados a
los tuyos esparcirán tus noticias a una mayor cantidad de personas. Por eso es
importante que trates de seguir a más personas para que te sigan.
- 3. Un Twitt tiene una vida muy corta. Leí
en un sitio especializado que dura cuanto más una hora, y esto por los
constantes RT (retuits), quien no tiene seguidores obviamente no tendrá RT.
- 4. ¿Cómo puedes hacer para que los
demás reparen en ti en un sitio donde todo el mundo parece dedicado a lo suyo?
En primer lugar siguiendo a las personas que creas puedan serte útiles: otros
escritores, blogs de literatura, lectores, y en general a las personas que
tengan muchos seguidores.
- 5. La cortesía en Twitter también es
importante. Si alguien lanza un Twitt con una noticia tuya, lo correcto es
agradecer y hacer lo mismo. No esperes a que esa persona se la pase
promocionando tu libro mientras tú no haces nada por ella.
- 6. Muchas veces un RT no es
suficiente. Yo observo que hay escritores que se limitan a retuitear los Twitts
de otros. A esos simplemente no los vuelvo a Tuitear. Cuanto más, procedo
igual: solo hago RT de sus promociones.
- 7. Diariamente debes buscar nuevos
seguidores, pues la meta es que cuanta más gente te siga, las noticias de otros
no inundarán tu Time Line.
- 8. Yo he optado por no seguir a nadie
que tenga menos de 100 seguidores, pues estos dejarán de seguirme apenas yo
empiece a tuitear. La razón: Su tablón de anuncios se llenará con mis twits.
- 9. Nunca debes decirle a algún tuitero
que haga o deje de hacer esto o aquello. Es atentar contra el libre albedrío de
la persona. Si alguien te disgusta deja de seguirlo, o simplemente bloquéalo.
- 10. Evita en lo posible colocar el Nick
de una determinada persona en tu publicidad. Yo recibo muchos twitts con “@BlancaMiosi
RT” y la verdad, me parece un abuso. No tengo por qué hacer RT si no conozco a
esa persona, y si la conozco no debo sentirme obligada a retuitear su mensaje.
- 11. Puedes colocar el Nick siempre y
cuando la noticia le concierna directamente, pero no únicamente para obtener un
RT. Es algo parecido a lo que ocurre en Facebook, Me molesta que invadan mi
muro con noticias que nada tienen que ver conmigo, porque yo no acostumbro a
hacerlo en el muro de los demás.
- 12. En Twitter, especialmente, se debe
ser recíproco si realmente deseas que te sea útil, de lo contrario te
encontrarás solo, sin recibir feedback de tus seguidores, pues se darán cuenta
de que tú jamás lanzas una noticia de ellos, simplemente te limitas a hacer RT.
- 13. Yo preparo una lista de las
personas a quienes hago publicidad, no es que me lo pidan, es porque me nace
hacerlo, y generalmente obtengo buenos resultados. Día a día mi lista se
agranda, por eso rara vez contesto saludos de buenos días, buenas tardes o
buenas noches, porque dejaría sin espacio para un Twitt, ya que Twitter da una cantidad
de mensajes que puedes retuitear por hora. Una vez los haya usado debes esperar
un par de horas para seguir utilizándolo.
- 14. Sin embargo, hay gente a la que le
encanta saludarse, cosa que está bien si su estancia en Twitter no tiene un fin
determinado, el mío es hacer publicidad.
- 15. Es importante que cuando hagan un
anuncio coloquen el enlace, pues un aviso sin dirección es como si no
existiera.
- 16. Aquellos que ponen por ejemplo: “@Fulano
es un escritor excelente, recomiendo toda sus obras”. Hacen un flaco favor al
@Fulano. Nadie llegará a él ni leerá sus obras, ¡no hay dirección!.
- 17. En la cabecera de su Time Line de
Twitter es indispensable que coloquen el enlace de su blog, su libro o lo que
deseen sea conocido. No hay nada más frustrante que no saber quién es la
persona o qué es lo que escribe. Se debe aprovechar al máximo la facilidad que
nos da Twitter.
- 18. Hay algunos nicks que se pueden
utilizar y que sirven de apoyo, pues retuitean lo que uno publique, deben
fijarse cuáles son, en esta plataforma se debe ser observador.
- 19. ¿Quiénes son los que tienen más
éxito en Twitter? Los que son menos egoístas y publican noticias de otros. En esto
se debe actuar con cuidado: por cada noticia que pongas de tu obra siete debe
ser de otros.
- 20. Para asuntos personales usen el MD
o mensaje directo, está en la ruedita arriba a la derecha, hacen clic y elijen
la opción.
jueves, 2 de marzo de 2023
Para escritores; ¿Cómo usar Twitter con eficiencia?
lunes, 9 de enero de 2023
Algunas cosas de aquí y allá.
Cuando empecé a escribir hace ya veintidós años no creí que lo haría durante tanto tiempo. En realidad comenzó como un pasatiempo que me servía de distracción del trabajo de mi taller de alta costura. Lo que menos imaginaba era que me absorbería tanto. Ni que algún día llegase a publicar, mucho menos por medio de una editorial, y sí lo hice, no de una sino de tres con bastante facilidad; no hablo de editoriales de autopublicación, que eso fue después, cuando me enteré que en Amazon podía hacerlo teniendo mejores condiciones.
Probablemente muchos preferirían seguir con editoriales de renombre, como era mi caso, Roca, Viceversa, Ediciones B, pero yo deseaba ir más allá, llegar a todos los países y lo conseguí con Amazon. Hoy algunos de mis libros están traducidos al francés, inglés, turco, chino, checo, polaco y alemán sin usar los servicios de alguna plataforma de traducción, sino vendiendo los derechos de traducción. Para una persona como yo que no soñaba desde la infancia en ser escritora es un logro bastante aceptable.
He leído en un artículo que hay más escritores que escritoras y, que las editoriales siempre prefieren decantarse por aceptar obras de varones antes que las de mujeres. Como no comulgo con el pensamiento radical del feminismo, nunca me he ocupado de investigar a fondo este asunto, pero creo que pueden existir algunas razones para que las editoriales actúen de esa manera. Exceptuando las novelas románticas en las que algunas editoriales han puesto sus miras en exclusiva (las novelas románticas tienen legiones de lectoras), acepto que encuentro más variedad de los temas que me atraen en novelas escritas por hombres. Obviamente hay excepciones, y las escritoras que están dentro de las excepciones son ampliamente conocidas y sus novelas son extraordinarias, pero generalmente prefiero leer a escritores porque me atraen más los thrillers, la acción, la intriga y no tanto los devaneos amorosos.
En mi experiencia personal no he tenido trabas a la hora de publicar y puedo decir que mis novelas han tenido una acogida positiva entre hombres y también mujeres, aunque no estoy en la línea del género romántico. Tal vez habría que preguntarse si las mujeres que se sienten rechazadas por las editoriales deberían reflexionar si su literatura es tan buena como para que interese a las editoriales. Recordemos que estas empresas no publican por amor al arte. Son un negocio, y de los grandes.
Creo que cada persona debería asumir sus fallas, o al menos ser autocrítica. No por mucho que las amistades digan que escribo muy bien yo lo creo a pie de juntillas, generalmente los amigos nos darán una opinión poco fiable. Me fio de los desconocidos, esos lectores anónimos que leen mis libros y de vez en cuando dejan alguna crítica negativa o ensalzan mis libros sin un motivo de amistad. Las críticas negativas las leo con cuidado, y muchas veces llevan razón. Escribo para el público, para que me lean, no escribo para mí. Si así lo hiciera guardaría los manuscritos en un archivo y no los publicaría.
Sin embargo he escrito dos novelas románticas que están fuera de los cánones establecidos para este tipo de género que parece que no se me da muy bien. Hay que decirlo. Una de ellas es "El pacto" y la otra "Amanda". Esta última es una novela corta que publiqué en Amazon y debía etiquetarla de alguna manera, así que terminó siendo romántica.
Bueno, amigos, después de tener este blog prácticamente en sequía, me he animado a escribir (o a divagar) acerca de algunos aspectos que tal vez no tengan nada que ver unos con otros, pero que merecían al menos unas cuantas líneas.
Me acabo de enterar del fallecimiento de una gran amiga, Mercedes Gallego Moros, escritora. La conocí personalmente y aún recuerdo el cocido que me invitó a comer en su casa en Madrid. Una mujer de carácter, a quien llegué a admirar por su tenacidad y deseos de vivir. Hoy se ha ido para siempre una gran persona. Que descanse en paz donde sea que se encuentre. Adiós, Mercedes, te tendré en mis pensamientos.jueves, 1 de diciembre de 2022
NOWOŚĆ Waldek Chłopiec, który przebaczył nazistom
Después de un tiempo prolongado vuelvo a postear una noticia en este blog. Sucedieron varios eventos que me mantuvieron un poco alejada de los blogs, pero esta ocasión es especial, al menos para mí.
Siempre quise que "La búsqueda" fuese trasladada al idioma polaco, porque el protagonista, mi esposo, era de Polonia y tenía el ferviente deseo de ver la novela de su vida en su idioma materno. Ahora puedo decir que he cumplido con ese deseo. "La búsqueda" está en polaco y a la venta en Polonia, a cargo de la editorial Autornia.
A continuación la introducción a la novela por cortesía del Sr. Piotr Jarco, editor:
Cześć,
Dzisiaj nie będę opowiadać.
W zeszłym tygodniu pisałem Ci o przyjaźni z Gabrielem Caballero i o tym jak się poznaliśmy.
Dzisiaj mówić będzie Blanca Miosi, autorka „Waldka”, i opowie Ci o kulisach powstania książki.
Gotowa/y?
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domingo, 31 de octubre de 2021
El cóndor de la pluma dorada ¡Desde América para el mundo!
El cóndor de la pluma dorada, de Blanca Miosi
viernes, 9 de julio de 2021
¿Los sueños son solo sueños?
No suelo dar demasiada importancia a los sueños, sin embargo, cuando una persona de cierta importancia se me aparece en ellos y más, si está relacionada con lo
que hago, en este caso escribir, no puedo menos que tomar nota mental.
A una
pregunta que le hice, y siento decir que no recuerdo cuál, me respondió:
—Ahora
escribo necronómico.
—¿Qué es
eso?
—Desde abajo. —Entonces rio, miró a un hombre que venía detrás de mí por el lado izquierdo y se fue caminando con él. Sus espaldas desaparecieron y yo abrí los ojos y desperté.
No tenía idea del significado de “necronómico”. Así pues,
acudí a Google y tecleé la palabra en el buscador. Para mi sorpresa existía, no
en el diccionario de la Real Academia, pero sí en muchas páginas relacionadas
con el Necronomicón, una obra que supuestamente
contiene fórmulas mágicas para invocar a los demonios e información sobre
distintos fenómenos misteriosos del mundo. Se desconoce su contenido a ciencia
cierta, pues nadie ha podido leerlo o ubicarlo, no obstante el escritor H.P.
Lovecraft lo cita en algunos de sus cuentos, pero aclaró en muchas
oportunidades:
“En relación a los libros terribles y prohibidos, me fuerzan
a decir que la mayoría de ellos son puramente imaginarios. Nunca existió ningún
Abdul Alhazred ni el propio Necronomicón, porque inventé esos nombres yo mismo.”
Y yo, que únicamente recuerdo haber escuchado ese título sin
mucho interés porque tampoco soy una lectora asidua de Lovecraft (supongo que decirlo será otro espanto para los grandes literatos), no tengo explicación
para haberme topado en un sueño con una derivación de la palabra Necronomicón y
menos proviniendo de los labios de Gabriel García Márquez.
La etimología de Necronomicón es más transparente de lo que suele creerse. Si astronómico significa etimológicamente “relativo a la ley u ordenación de los astros”; el neologismo necronómico sería «relativo a la ley (o las leyes) de los muertos.
Fuente: http://diccionario.sensagent.com/NECRONOMICON/es-es/
Creo que es una palabra que tal vez utilizaré en alguno de
mis libros, porque aunque su significado no figure en la Academia, es
perturbadora.
miércoles, 7 de julio de 2021
¿Tiene tu libro el precio adecuado?
Cuando empecé a publicar en Amazon allá por el 2011 recuerdo que lo más importante para los que nos iniciábamos era el tema de los precios. ¿Qué precio poner a nuestros libros digitales?
Con el paso de los años y del exponencial crecimiento de la autopublicación fui adquiriendo cierta experiencia y noté que los lectores empezaban a comparar la calidad de los libros basándose en el contenido de la muestra. Es fácil notar la diferencia entre un libro escrito por un principiante y uno con oficio. No es algo tangible, es más bien una percepción que tenemos los que estamos acostumbramos a leer. Es la exposición de las ideas, el orden de las palabras, el uso del lenguaje y, por supuesto, el tema del que trata el libro.
Lo que en un comienzo me pareció un abuso de parte de las editoriales, con el paso del tiempo fui comprendiendo que los precios que las editoriales ponían a los libros digitales y estaban casi a la par de cualquier libro de los míos publicados en papel en Amazon tenían un motivo: La calidad. Y un lector acostumbrado a leer libros bien editados sabe diferenciarlos, de manera que un precio demasiado bajo se empezó a percibir como de menor calidad. Ya veo que saldrán muchos a decir que no todos los libros publicados por editoriales son buenos ni tienen suficiente calidad. En parte es verdad. Pero en la mayoría de los casos, son libros elegidos precisamente por ser buenos y tener calidad. Eso no quiere decir que yo esté tratando de congraciarme con las editoriales para que publiquen alguno de mis libros. Ya pasé por eso, lo hice con muy buenas editoriales y tuve los mejores agentes literarios y bien gracias, ahora lo hago por mi cuenta y me va muy bien.
Desde hace ya algunos años mis libros tienen un precio promedio de USD 4,99, que no es muy alto, pero tampoco demasiado bajo y está en el rango accesible para la mayoría de lectores, entre los que me incluyo. Yo pienso mucho antes de pagar USD 9,99 o más por un libro digital, en algunos casos vale la pena, pero tiene que ser de un autor que sé que no me defraudará.
También hay escritores noveles que ponen precios por arriba de los USD 6,00, supongo que en la creencia de que de esa manera sus libros tendrán una mejor percepción de los lectores, o tal vez porque suponen que el libro en cuestión es excelente. No nos engañemos, como dije, los que estamos acostumbrados a leer toda la vida sabemos de entrada cuando un libro es bueno.
Hace un tiempo hice un experimento y bajé el precio de mis libros a USD 2,99. En esos días mis ventas bajaron de manera alarmante. ¿Qué cosas, no? Cualquiera diría que vendería mucho más. Pero es eso: un precio demasiado bajo ya no atrae a los lectores a menos que sea una promoción que fomente la propia Amazon. Y uno demasiado alto respecto al contenido tampoco. Y no nos engañemos, los comentarios en Amazon no siempre son fiables. Muchos de ellos son de personas amigas o allegadas que por razones de pudor no expresan lo que realmente piensan del libro. Los verdaderos llegan después de un tiempo de su publicación, y si las calificaciones y comentarios se incrementan con el tiempo, podremos decir que nuestro libro ha gustado.
Lo bueno de estar en Amazon es que el factor tiempo no afecta al espacio que un libro puede ocupar en su extensa librería, mientras en las librerías físicas los libros son descatalogados al cabo de unos meses, en Amazon siguen vigentes durante años. Prueba de ello son mis libros "La búsqueda" y "El legado", los primeros que publiqué y que todavía se siguen vendiendo después de diez años.
Por ahora conservaré el precio de mis libros tal como están y seguiré estudiando el mercado. Y es que una nunca termina de aprender, es lo bueno de este entretenido arte de ser escritor independiente, uno tiene una idea, la lleva al papel, la desarrolla, pasa horas inolvidables con sus personajes en poco más de un año, revisa, corrige, lee y relee, imagina una portada o la encarga a un diseñador y ¡zas! publica el libro. Y cuando ese libro empieza a venderse y a recibir comentarios, calificaciones y reseñas, la satisfacción que se siente es muy grande. Escribir es una de las mejores experiencias de mi vida.
¡Hasta la próxima, amigos!
martes, 18 de mayo de 2021
Reseña a "El vendedor de naranjas"
Una reseña de Cristina Suárez:
Momentos históricos que enlazan la realidad con la ficción
viernes, 16 de abril de 2021
Mis personajes no cambian al final de las novelas
Cada vez que termino de escribir una novela me pregunto si gustará a los lectores, si tendrá éxito, si se venderá, si no habré dejado fallos, y me asaltan una serie de dudas, porque nunca estoy segura de lo que acabo de escribir. Es difícil emitir un juicio certero de las obras propias. Ni siquiera me fio de la opinión de mis lectores beta porque siempre estarán sesgadas por esa irreductible pátina de amistad que colabora para que veamos las obras de los amigos con mirada bondadosa. De la única manera como puedo notar si la novela gustó —fíjense que no digo que haya sido buena— es a través de los comentarios de desconocidos, aquellos que opinan en Amazon sin haber tenido trato previo conmigo, y por las calificaciones que ahora se pueden dar sin haber dejado comentario.
Para mí es
suficiente que haya gustado, que los lectores hayan pasado horas entretenidas con las
historias que cuento; al fin y al cabo es mi meta como escritora, no sé si la
de otros, porque no todos escribimos con la misma finalidad. He leído diversas
opiniones al respecto: unos escriben para sí mismos y no les interesa lo que
los demás piensen, otros tratan de amoldarse al gusto y a lo que la tendencia
indica en ese momento, me refiero a que si está de moda la novela histórica
tratan de buscar algún tema que roce al menos una parte de la historia, y si
ven que es erotismo lo que más venden, se sumergen en alguna historia
truculenta en la que prevalezcan las escenas de cama (o de cualquier otro lugar)
en el que puedan llevar a cabo las proezas del protagonista y así
sucesivamente. Yo prefiero escribir lo que me gusta y que intuyo pueda gustar a
los lectores: novelas de aventuras, de acción, thrillers que después de muchos
puntos de giro tengan finales que dejen buen sabor de boca, porque son las
historias que me encanta leer, obviamente no todos los finales pueden ser
felices, y mi novela más vendida de hecho no termina así, pero apartando todos
estos parámetros, me siento recompensada cuando abundan los comentarios y mis
novelas llegan a las listas de los más vendidos.
La última novela que publiqué, El vendedor de naranjas siguió el mismo camino tortuoso que todas mis novelas, el no saber al comienzo cuál sería la reacción de los lectores, y varios meses después puedo decir que lo hice bien. Con casi seiscientas calificaciones y una mayoría de cinco estrellas creo que escribí una historia convincente, en la que los personajes se llevan la palma, como pude deducir por los comentarios. Ramón, el espía; Sergio, el amigo incondicional; Constanza, la rusa indomable; Raniera, la peculiar esposa del protagonista, una mezcla de santa y pecadora… siempre creo en mis personajes. Sin ellos no habría nada que contar, pues son los que llevan la batuta del destino. He leído en algunos consejos literarios que el personaje debe evolucionar en el transcurso de la novela. (Copio) …independientemente de que este cambio sea para bien o para mal, sea material o espiritual, lo lleve a la madurez o a la locura, al final de la narración el personaje debe ser distinto a como era en un principio. https://www.sinjania.com/la-evolucion-del-personaje/ No estoy de acuerdo. Son las circunstancias las que cambian, no los personajes.
Los personajes en mis novelas mantienen su forma de ver la vida y justamente por preservar sus creencias, por defender sus derechos, por luchar por sus propósitos y contra todo pronóstico, logran su objetivo sin dejar de ser ellos mismos, pues es así como los conocemos, nos familiarizamos con su forma de ser y reaccionar y de ver la vida. Así son mis personajes. No cambian. Ramón no cambió. Al final sigue pensando igual que al comienzo, es calculador, sereno y sabe siempre dónde está parado. Sergio sigue siendo inocente y dicharachero a pesar de las barbaridades que tuvo que cometer. Son los mismos entrañables personajes de los que nos enamoramos, ¿cómo sería si de pronto como consecuencia de alguna acción cometida, ellos se transformasen en otras personas? Los personajes existen para cambiar el mundo que los rodea. Es mi manera de pensar y es así como he escrito todas mis novelas, en función de ellos, preservando su forma de ver la vida.
Y bien, amigos,
solo deseaba escribir unas cuantas líneas para que no me olviden, siempre estoy
por aquí, en este blog que me da tantas satisfacciones pero al que no alimento
con la frecuencia de antes porque que no tengo nada interesante que decir.
Para los que
deseen leer mis obras les dejo este enlace que los llevará directamente a mi
página de autor en Amazon, donde se encuentran todos mis libros en formato
digital, en papel y en audiolibro:
https://www.amazon.com/Blanca-Miosi/e/B005C7603C/ref=dp_byline_cont_pop_ebooks_1
¡Hasta la próxima, amigos!
miércoles, 10 de febrero de 2021
Leer una novela para dar una opinión
Este año he estado un poco atrasada con el blog, y a pesar de que soy organizada, a veces es complicado encontrar el momento en que confluyen los deseos de decir algo y el tiempo para hacerlo.
Hoy voy a exponer lo que pienso acerca de una situación que me
parece que ocurre a la mayoría de escritores, como es la petición de lectura
de obras de autores que desconocemos, bien sea porque no hemos leído nada de
ellos o porque no forman parte de nuestro círculo habitual de amistades
internáuticas. Me llegan por correo, a través de mensajes en Facebook o por
mensajes directos de Twitter: “Por favor, lea mi novela y deme su opinión”; “solo
lea el primer capítulo y dígame qué le parece”; “es mi primera obra y tiene muy
buenos comentarios, quisiera que la leyera y me diga qué opina”… Bueno,
particularmente creo que yo no puedo dedicar mi escaso tiempo libre a
convertirme en lectora editorial de una serie de libros de personas que no
conozco y en la mayoría de los casos de gente que ni siquiera se ha tomado la
molestia de leer un libro de mi autoría, y no estoy hablando de asuntos de reciprocidad,
sino de elemental sentido común.
Sé que para un escritor novel su obra es lo más importante,
desea que sea leída por todo el mundo y que le digan que es una maravilla y
algunos pasan horas hablando de ella y explayándose en sus personajes, en cómo
concibió la idea, y por qué la escribió. Eso se refleja en la propia obra, pero
si nos ponemos a pensar: ¿realmente le interesa a alguien por qué escribió un
autor tal o cual novela? A menos que sea un escritor clásico o famoso o que tenga
un motivo determinante para haber escrito su libro. En ninguno de mis libros he
gastado páginas para explicar mi decisión de escribir un libro. Ni para poner
un prólogo que prepare al lector para leer una maravilla.
Hay autores que piensan que si tienen un prólogo de algún
escritor conocido su obra se venderá más, y no se detienen a pensar que tal vez
ese prologuista tuvo que acceder a su petición más por compromiso que porque en
realidad la obra le haya parecido excepcional. Poner en esa tesitura a un
escritor amigo es una falta de consideración, porque la novela puede ser
mediocre y el prologuista debe hablar bien de ella, con lo que su veracidad
queda en entredicho. Sin embargo, cuando los prólogos son hechos por otro
escritor de manera voluntaria porque la obra lo merece, ya es otro cantar. En
este caso me estoy refiriendo a aquellos autores que piden, solicitan, demandan
ayuda de muchas formas, como enviarme un mensaje privado en Facebook con el
link de su novela diciéndome que le ayude a venderla. ¿Cómo puedo yo, una
simple escritora, ayudar a vender un libro que no conozco si no soy dueña de
una librería? Creo que es una desconsideración para conmigo. Tengo mis propios
trabajos, siempre una novela en elaboración, y en estos momentos también el
aprendizaje y la escritura de un guion de una de mis novelas además de mis
ocupaciones regulares.
Sé que lo que digo puede parecer antipático, y con seguridad
muchos pensarán que soy una persona insensible a las necesidades de los colegas
que requieren ayuda, pero también es bueno que sepan que hay muchas maneras de
pedir ayuda. Lo importante es no perder la perspectiva; no por el hecho de que
un autor novel haya culminado su novela merece que todos tengan que ayudarlo a
venderla. Escribir es un gran logro. Escribir una buena novela es aún mayor, pero
para ello es necesario que esa novela realmente interese. La mejor manera de
darse cuenta si una novela es buena o no es enviarla a una editorial. Si recibe
una respuesta negativa, lo más recomendable es trabajar en ella, porque con
seguridad necesita mejoras. Las editoriales no rechazan manuscritos que para
ellas podría significar muchas ventas o como mínimo, recuperar su inversión. Yo he tenido la suerte de que mis novelas hayan pasado por la criba editorial porque me he esforzado por presentar manuscritos repasados hasta el cansancio. Pero esto es algo que los escritores no comprenden y siguen presentando la
misma novela con los mismos errores a otras editoriales y al final terminan subiéndola
a Amazon. Allí es probable que unos cuantos amigos la compren y publiquen
comentarios halagadores. Si la novela vale la pena se venderá; de lo contrario
se irá perdiendo entre los miles de libros que se suben a diario y por más
promoción que hagan en Twitter, Linkedin, Facebook o Instagram, o por reseñas
favorables que hagan de la novela (siempre de amistades que se sienten
comprometidas) no podrán venderla, porque los lectores han aprendido a no
fiarse demasiado de los comentarios; leen la muestra (al menos es lo que yo
hago antes de comprar) y si no los convence simplemente no comprarán.
Por eso repito lo dicho ya muchas veces: Si eres rechazado
por una editorial revisa tu novela. Yo lo hice con la única de mis novelas
rechazada: “El manuscrito”. Y qué bien que la rechazaron, porque pude
modificarla hasta quedar satisfecha. Y no es que la editorial me haya dicho
dónde se encontraban los errores o cuáles eran sus carencias; utilicé mi
sentido común y la autocrítica. En ese sentido nunca he sido autocomplaciente.
¿Pero qué hacer cuando no se conoce a nadie que pueda ayudarlo a uno?
Les voy contar cómo hice yo. Debo aclarar que empecé a
escribir como pasatiempo, sin intenciones de publicar, pero me interesaba
compartir con otros escritores acerca de mis escritos. Busqué en Internet (en
aquella época no existían tantos foros literarios, pero los que había eran
realmente buenos) y encontré “Bibliotecas Virtuales” en donde conocí a muchos
escritores que estaban en mi situación. Intercambiábamos opiniones, publicábamos
cuentos y entre nosotros opinábamos, criticábamos y corregíamos. Fui
aprendiendo que escribir no era tan fácil. En ese foro encontré personas
maravillosas que me abrieron los ojos a un campo inexplorado para mí. Ese foro
cerró y nos mudamos a otro llamado “Prosófagos” en el que realmente hice muy
buenas amistades, que después de casi quince años siguen siendo mis amigos. Allí
fue donde encontré a la persona que sería crucial en mi desarrollo como
escritora, pero fue consecuencia de muchos intercambios de opiniones,
conversaciones y lecturas mutuas. No es que de un momento a otro yo escribí a
un autor y le pedí que leyera mi novela y listo. Las amistades se deben
cultivar, y si son autores noveles y de verdad desean recibir opiniones sinceras,
deben ser de una persona de confianza, que conozcan, que sepa de sus
inquietudes, que desee colaborar, y eso solo se puede conseguir con paciencia,
buenas relaciones y reciprocidad.
También pueden hacerlo diferente: pagar a un lector
profesional o contratar los servicios de una página que se ocupe de la
corrección del manuscrito. Antes no existían; hoy en día las hay por montones,
pero así como hay libros mediocres, también hay correctores mediocres, que no
tienen idea de lo que es escribir, y si escriben lo hacen de manera deficiente.
Se debe tener mucho cuidado al elegir un corrector o un lector especializado.
No me atrevo a recomendar a ninguno(a) porque no he utilizado esos servicios,
pero es cuestión de investigar y no irse por el camino más fácil como pedir que
lean su novela como si fuese un simple favor. Leer BIEN una novela para dar una
opinión real requiere de muchas horas y días de dedicación y eso solo están
dispuestos a hacerlo los que elaboran Informes Literarios y cobran por el
servicio.
¡Hasta la próxima, amigos!
sábado, 9 de enero de 2021
¿Quieres ser escritor? ¡Ponte a escribir!
martes, 29 de diciembre de 2020
El tulipán de tía Margo
Traigo este cuento como regalo de fin de año. Espero que logren descifrarlo, si no es así, será absolutamente mea culpa.
El
tulipán de tía Margo
Para cualquiera que no fuese Charlie
sería entretenido vivir en Evergreen, un lugar en el que abundaban los parques
y las escuelas rebosaban de infantes de su edad. Pero él no era un niño
cualquiera, desde que tenía memoria recordaba de su tía frases como: «Eres
tan extraño, Charlie», «¿Por
qué no juegas como los demás, Charlie?», «No
te pareces en nada a tu padre, Charlie». Y así podría seguir recordando y sería
como si todas aquellas frases formasen una sola: «eres
raro». Sin embargo, él no estaba de acuerdo, pensaba que era como los demás,
incluso mejor. Se lo había dicho el abuelo la vez que lo fue a ver en su
cumpleaños número cuatro, antes de que partiera para uno de sus misteriosos
viajes. En esa época «mamá ya había ido a morar con los ángeles» como todo el
mundo se empeñaba en convencerlo. Especialmente su tía Margo, quien era la
encargada de que todo se viese a través de características indefinibles, como
si el existir fuese parte de un sueño. Para ella todo era malo o estaba
prohibido. Cualquier pregunta que Charlie hacía era cuidadosamente evaluada,
luego, con la misma cadencia con la que se reza el rosario, tía Margo respondía
como si sus palabras fuesen un veredicto sin derecho a apelación. «No,
Charlie, cariño, no puedes jugar con las niñas de esa forma. Eso es malo». «Charlie,
no es correcto que pases en el baño más de cinco minutos. Es malo». «Nunca
abraces de esa forma a la señorita Mary, no se ve bien…» y así sucesivamente.
La vida de Charlie estaba sujeta a una larga cadena de situaciones
inapropiadas, vedadas y prohibidas, hasta el punto de que su delicado espíritu
se fue recogiendo bajo una gruesa caparazón como la de las tortugas.
Desde ese duro blindaje asomaba al
mundo con la timidez del niño que tiene miedo de decir lo que piensa como
suelen hacer la mayoría de los chicos, y su universo se centraba en su mente,
en su imaginación inagotable que lo llevaba más allá de la cerca del jardín
donde los tulipanes ejercían de guardianes, con su largos tallos y sus flores
bulbosas con olor a nuez como la flor de tía Margo; a Charlie le parecía que
ella y sus tulipanes debían de tener algún parentesco. Uno que no le concernía
a él. Por ello cuando se enteró de que su abuelo había llegado para llevarlo
con él, sintió que finalmente sus ruegos habían sido escuchados, y se convenció
que de algo había servido orar cada noche como tía Margo le había enseñado.
—Ven, Charlie, cariño, saluda a tu
abuelo.
Desde donde se encontraba, Charlie
solo podía ver los delicados tobillos de tía Margo envueltos como siempre en
gruesas medias color carne, y sus ridículos zapatos negros con un lazo de cuero
casi en la punta. No respondió. Era su
manera de decirle que esperase un momento.
—Le he dicho muchas veces que no debe
usar las sábanas para armar este desastre que él llama castillo… —se excusó
Margo.
—No te preocupes, Margo, sé que
Charlie está ordenando sus asuntos y saldrá cuando tenga que hacerlo.
La voz cálida que acababa de escuchar
le trajo gratos recuerdos, pero no estaba seguro de si debía salir de inmediato
o esperar. Con tía Margo nunca se sabía cómo debía actuar.
—Te ruego que nos dejes solos un
momento, querida —pidió el abuelo.
—Está bien. Pero has de tener
paciencia, tienes un nieto demasiado raro.
Charlie vio desaparecer los tobillos
de tía Margo al cerrarse la puerta y decidió que era el momento de saludarlo.
Una mano grande apareció ante sus
ojos.
—Vamos, hijo, sal de ahí, iremos a dar
un largo paseo.
El contacto con la mano del abuelo fue
una agradable experiencia sensorial que apenas recordaba. Era tan grande,
fuerte y cálida como su voz. Hacía tanto que no recibía un contacto físico
demostrándole cariño que empezaba a olvidarlo. Salió de su escondite y el anciano
retiró la sábana de una de las sillas que había servido de torre para su
castillo y se sentó para estar a su altura.
—Pequeño,
he venido para llevarte conmigo, ¿te gusta la idea?
—Sí.
—¿Qué hacías ahí dentro? —preguntó
señalando las sillas ahora desnudas.
—Me escondía de las brujas.
El hombre lo miró sin decir nada. Dos
años atrás estuvo allí para el cumpleaños de su nieto… ¿qué edad festejaba? No
estaba seguro. Su hijo, fallecido apenas seis meses antes de ese día, ocupaba
toda su mente, y lo único que deseaba entonces era estar solo. Al ver a su
nieto observó en él sus mismas facciones delicadas, parecía su gemelo. El
corazón le latió más presuroso de lo que solía.
No era justo que los hijos muriesen antes que sus padres, pensó con
tristeza, pero en el caso del pequeño tampoco era justo quedarse sin padres a
edad tan temprana. Notó que Charlie evitaba su mirada, así que cuando habló, lo
hizo mirando a través de la ventana, consciente de que su nieto se sentiría
libre para examinarlo.
—Iremos a la casa donde creció tu
padre, sé que te va a gustar, hay una caballeriza y mucho espacio para
corretear. —Bajó la mirada y notó el brillo en los ojos del niño. Le extendió
la mano y Charlie confiado se dejó llevar.
Margo vio alejarse el coche hasta que
solo quedó una débil estela de polvo. La invadió una leve vaguedad, como cuando
sentía nostalgia, pero dudó de que fuera por Charlie. No lo extrañaría, aunque
sí le pareció extraña la perversa sonrisa de despedida que apareció en el
rostro del abuelo al dirigirse al coche con él.
El niño definitivamente había sido una tarea pesada para ella, acostumbrada a su vida rutinaria, consideró su presencia una invasión a su privacidad, una obligación que debía a la menor de sus hermanas, la madre de Charlie, quien a los cuarenta había decidido que ya era hora de tener un hijo. «¿Por qué?», le había preguntado. Y la madre de Charlie se había encogido de hombros. «Creo que es hora de completar la familia». Una respuesta que para cualquiera habría estado bien, para Margo era simple cuestión de egoísmo. Después de haber vivido de juerga en juerga y cuando las canas asomaban a sus sienes, era lógico que pensara que necesitaba un entretenimiento más tranquilo. Como si un niño fuese un muñeco al que se le puede dejar de lado si se está cansada, especuló Margo. Y no estuvo muy equivocada. Su hermana siguió con la costumbre de fumarse un pito de vez en cuando y de conducir pasada de tragos. La noche del accidente ella y su marido regresaban de una fiesta y no llegaron jamás a casa. El pequeño Charlie de tres años apenas cumplidos le fue entregado por la mujer de la seguridad social. Siempre le pareció un niño raro, y no era porque jamás llorase: algo en su comportamiento le indicaba que no actuaba como los demás niños. Y de ellos conocía bastante, hasta hacía poco había sido maestra de párvulos. «Papá y mamá se abrazan mucho», solía decir. «¿Se abrazan?». «Sí. También cuando nos bañamos». «¿En la piscina?», le había preguntado esperanzada. «No. En la bañera». Y así fue conociendo mucho de la vida íntima de su hermana. Parecía que practicaba el amor con su marido de manera libre en presencia del niño, incluso en la misma cama. La inocencia de Charlie le hacía relatarlo todo, y aquellos detalles brotando de la boca de un niño de rostro angelical eran sencillamente dantescos.
Los primeros días había dejado que el pequeño durmiera en su cama porque había insistido: «Siempre duermo con mamá y papá». A Margo le pareció que era una manera de convencerla, pero después se dio cuenta de que había sido cierto. Fue cuando él le preguntó por qué dormía con ropa señalando su camisón que cayó en la cuenta de que había algo extraño en todo aquello. Y cuando aclaró: «Mamá, papá y yo, dormíamos sin ropa». Margo se sintió perturbada. Supo entonces que las noches que Charlie pasó en su cama, su camisón había sido subido deliberadamente. Él acostumbraba arrebujarse contra ella, y lo que al principio le pareció un acto de dulzura y le enterneció el corazón, después cobró para ella visos de degeneración. «Así le gustaba dormir a mamá, con mi mano aquí» o «Yo vi a papá hacerlo, ¿no te gusta?». Fue cuando decidió llamar al abuelo de Charlie, el padre del difunto marido de su hermana. Pero el viejo vagaba recorriendo el mundo, como siempre, y tardó un par de años en llegar. Y Margo empezó a criar al niño a su manera, con dureza y mucha vigilancia. Lo acostumbró a dormir solo en una habitación destinada para él, y a asistir a la escuela, donde jamás hizo amigos.
Y ahora todo estaba en manos del abuelo. Sin embargo, al desvanecerse el polvo en la lejanía no pudo apartar de su mente la sonrisa del abuelo, entonces la sensación de culpa se apoderó de ella y aparecieron las lágrimas que no había derramado en el entierro de su hermana.